El río Nilo es la segunda arteria más larga del planeta Tierra, sus casi siete mil kilómetros de longitud sólo son superados por el Amazonas americano. Pero sus peculiaridades, parecen no estar al alcance de ningún otro lugar. El río de la vida, cuna de las civilizaciones humanas, se adentra en el continente africano enlazando con el origen del ser humano. A lo largo de su cuenca se gestó la transición del Paleolítico al Neolítico y aún hoy conecta una de las mayores ciudades del mundo con los vestigios más cercanos a los primigenios cazadores-recolectores o su transición a los usos pastorales

TANZANIA, Kilómetro cero del Homo sapiens

Asúan, ese enorme mar interior que apresa al Nilo aguas arriba es la boca de la antigua Nubia, y el nexo con el que el río ayuda a transitar el ardiente océano de arena hasta conectar con el Sahel, “la orilla”, al sur. De visita en Abu Simbel la noción de puerta resulta inevitable y el horizonte lacustre que se ofrece a la vista llama poderosamente al interior. El nudo de Jartum, la animosidad del África sur, la voz de sus grandes espacios abiertos, son imán de atracción ineludible. El efecto corredor del gran valle fluvial funciona en ambos sentidos generando un poder absorbente que hace remontar al espíritu hasta dejarlo vagar por las amplias llanuras del África Central.

El destino más frecuente en Tanzania suele ser el aeropuerto Kilimanjaro, en la comarca de Arusha, situada en el norte del país. Es el centro del turismo de naturaleza. Pocos lugares en la tierra presentan la densidad de parques nacionales que tiene esta región. Taranguire, Serengeti, Arusha (Monte Meru) y Lago Manyara, con los incrementos además del Área de Conservación del Ngoro Ngoro y la garganta de Olduvai.

Arusha es una ciudad sin concierto urbano derivada de su época colonial y el interés por la caza de la fauna salvaje que habitaba sus alrededores. En general, el África sur sahariana no tiene tradición urbana, por lo que no se pueden encontrar elementos propios en sus ciudades y todas son derivadas de un pasado colonial europeo o sus imitaciones.

Como puntos de interés tiene algo parecido a un parque, con cierto aspecto de bosque en cuyo interior la gente cultiva hortalizas en lugar de plantas ornamentales. También, a nivel fotográfico es muy interesante el mercado de fruta y hortalizas. Y para comprar souvenirs del país, tal vez sea uno de los mejores lugares, como alternativa a otras ciudades más turísticas. En el mercado Massai de artesanía se pueden conseguir mejores precios que en otros. Regateo obligado en cualquier punto del país.

Es la gran ciudad de la tribu Masái. La más cercana a sus dominios pastorales actúa como centro de provisión para sustento propio y de sus reses. Altivos y orgullosos muchos pasean por la calle luciendo sus atuendos característicos e incluso provistos de sus herramientas de defensa. Siempre con una vara en la mano, de tamaño sorprendentemente pequeño y débil para manejar ganado vacuno.

Rendidos por la facilidad del dinero turista, se exhiben en busca de contactos que les revierta beneficio. A la venta de esta dignidad incluso le han salido imitadores, que sin pertenecer a la etnia se presentan como tales en espera de seducir a alguna chica extranjera que les cambie la vida o simplemente revender objetos de artesanía como si fuesen originales.

La región se encuentra dentro del gran valle del Rift y está conformada por una gran meseta elevada, a unos 1450 metros de altitud sobre la que destacan los conos elevados de diversos volcanes que se reparten por la zona. Kilimanjaro al este, en la vecina localidad de Moji, el monte Meru y la caldera de Ngoro Ngoro son los más representativos.

Como si del origen de la Tierra se tratara, parece coincidir en esta región el punto de inicio de varias cosas. Estas llanuras funcionan como una enorme cuenca endorreica acumulando en sus bajos el agua de escorrentía y dando lugar a lagos de gran tamaño y aguas permanentes. Por eso toda la zona de África meso oriental es conocida también como región de los Grandes Lagos.

Malawi, Tanganyka, Turkana y Victoria son los de mayor tamaño. Este último, el mayor de todos, desagua con desnivel progresivo hacia el norte en otra serie de ellos hasta dar lugar al río Nilo, que aquí se llama Nilo Blanco.

Y en estas llanuras, se encuentra la garganta de Olduvai, considerada actualmente como la cuna del género Homo y la vinculación de su origen con el continente africano.

Es muy posible que este punto sea sólo una cuestión de azar debido a la conservación de los fósiles que allí encontraron el matrimonio Leakey. Vista la superficie por la que aún se extienden los San, ocupando las estepas arbustivas del centro y sur, la lógica simple lleva a pensar que el reparto homínido de cazadores-recolectores debió ser similar a lo largo de un territorio que apenas muestra diferencias como biotopo natural y que asimismo se mantiene en condiciones muy cercanas a las primigenias.

Sin embargo, ese entorno de volcanes y praderas infinitas se considera actualmente el kilómetro cero del ser humano y a su vez del Homo sapiens. Durante los últimos 100.000 años su recorrido hacia el norte les llevó a dominar el territorio que iban colonizando, llegando a desplazar incluso a los predecesores neardenthales que dominaron la Europa de los hielos.

Ese trayecto hubo de ser mucho más fácil a lo largo del corredor ecológico que supone el valle de un río. Y en este caso, la circunstancia que ofrece el Nilo da la impresión de ser una circunstancia providencial.

La terna formada por el ser humano, el valle del Nilo y el monzón del Índico acabó dando lugar a la que algunos consideran la primera gran civilización humana (Parra, 2008). Es muy posible también que los primeros pasos al Neolítico se dieran también aquí. De hecho, la actividad pastoral de los Masái no dista mucho de las condiciones primigenias.

Salvo sus actuales sandalias de goma o el teléfono en mano, sus esbeltos cuerpos caminan por aquellos rasos conduciendo rebaños de ovejas o vacas como lo pudieron hacer hace más de diez mil años. No hay equinos que les ayuden. Incluso las casas de sus aldeas siguen siendo construidas con ramas, adobe y estiércol.

Su vida tradicional posiblemente sea uno de los mejores ejemplos de transición entre la caza y el pastoreo. Su dominio de lanza y arco les ayuda a combatir los elementos antagonistas a sus intereses (depredadores de forma directa y herbívoros de forma indirecta) por lo que la ambivalencia cazadora y ganadera es más que patente.

En mi modesta opinión, estos son los principales valores de interés en el entorno de Arusha, que pueden hacerse extensivos a la mayor parte del país. Al menos en su facción continental. Sin embargo, no se ve nada escrito o referencias al asunto salvo la escueta atención museística en el paraje de Olduvai.

Desde la ciudad, un trayecto de apenas dos horas nos sitúa en el triángulo del río Taranguire y los lagos Manyara y Eyasi. Ubicados en la vertiente sur de la gran caldera volcánica del Ngoro Ngoro constituyen un magnífico ejemplo del ecosistema lacustre y de la estepa arbolada del centro africano. Las condiciones de flujo permanente en este río y las fluctuaciones de lámina en los lagos les convierte en una zona de fauna permanente no sometida a migraciones, por lo que resulta fácil observar una magnífica muestra representativa de la fauna africana. Tal vez sea el rinoceronte el único ausente. En lengua de la tribu Chaga Taranguire quiere decir río de los jabalíes.

La combinación de baobabs con acacia, arbustos y pradera de esta zona es única en el país. Su conexión entre volcanes, praderas y zonas boscosas, desde aquí al Serengeti, le convierte en la zona más representativa del país.

En el entorno del lago Manyara se puede hacer escala en los bungalows y camping PANORAMA. Las vistas sobre la llanura, el lago y los volcanes lejanos es fantástica al atardecer y al amanecer.

Desde aquí se parte en dirección al Área de Conservación del Ngoro Ngoro (NCA) a cuya entrada se llega con una hora de recorrido en vehículo, aproximadamente. La estructura en arco creada sobre el acceso contribuye a dar una parafernalia que alimenta la ilusión y la sensación de aventura enigmática. No en vano el visitante se apresta a adentrarse en uno de los iconos de la Naturaleza mundial.

El acceso ya se efectúa por una pista sin tratamiento superficial que en poco rato te hará maldecir las polvaredas. Su estado de conservación es lógicamente precario dado el elevado tráfico existente con vehículos todo terreno que circulan a velocidad excesiva y sin contemplaciones. Las estelas polvorientas serán una constante hasta llegar al destino final.

La gran caldera de Ngoro Ngoro es la antesala del Parque Nacional de Serengeti. En pocos kilómetros la cantidad de contrastes que aparecerán resulta inesperada. El ascenso desde la meseta a las planicies de la cumbre supone una diferencia de cota de unos 800 metros de desnivel (2350 m.s.n.m.) presentándose una representación de bosque tropical lluvioso de fuerte contraste con la estepa arbustiva que se encuentra en el llano.

No en vano, la gran altitud no puede ser ajena al efecto Foëhn y el aumento de precipitación que fuerza la condensación por el enfriamiento del aire húmedo. Es así cómo, la memoria se me escapa y traspasa el continente hacia el otro lado, salta el Atlántico y se encarama nuevamente en las laderas volcánicas de Atitlán o en los paredones rocosos de Río Dulce, en la lejana Guatemala, que visité un par de meses antes.

La cumbre, plana y pastoreada me recuerda asimismo a la Montaña Cantábrica y sus puertos donde los rebaños de ovejas y vacas tienen encespedado el suelo. La diferencia aquí no es tan de paisaje como antrópica. La raza asturiana o leonesa de vacuno es sustituida por los cebuinos mesoafricanos y la tostada piel de los pastores leoneses se tinta como el ébano en el rostro de los chicos masái que conducen sus rebaños. Pero en esencia, la estructura pastoralista es muy similar.

A medida que se traspasa la barrera montañosa, la cara norte se va mostrando más árida, con formaciones arbóreas de acacias que pronto se desvanecen en matorral y un pasto muy mezquino que apenas sujeta el suelo. Las consecuencias del sobrepastoreo son bastante elocuentes. De hecho, estos pastos de umbría pluviométrica son aprovechados por ovejas, mientras que las vacas se mantienen en las zonas de cumbre. Al menos debe ser así durante la estación seca.

Justo en la base de esta vertiente se encuentra la garganta de Olduvai, al que hemos dado en llamar kilómetro cero del Homo sapiens. Un pequeño monumento dedicado a los cráneos de los homínidos encontrados aquí sirve de hito para hacer referencia al lugar e indicar la presencia de un pequeño museo dedicado a la Paleontología. A mi modo de ver las cosas, una escasa atención al hecho más singular, trascendente y exclusivo de todo el país, el nacimiento del ser humano como especie actual y su epopeya prehistórica desde las llanuras centroafricanas hasta el mar Mediterráneo a lo largo del corredor nilótico (Pulido, 2015), donde dio lugar a la primera gran civilización humana cuyos efectos han marcado el devenir posterior de toda Europa y de la mayor parte de la Humanidad.

El camino se endereza en tramos rectos interminables y el piso se vuelve rugoso por el paso de tanta rodada. Los vehículos casi doblan la velocidad autorizada. Saltos y polvareda hacen terriblemente incómodo el trayecto. A poco más de una hora se encuentra el puesto de control para entrada en el Parque Nacional de Serengeti.

A partir de aquí, la diferencia es apreciable. La gran llanura se encuentra repleta de herbívoros salvajes, pese a no ser aún la época más favorable. Las gacelas de Thomson se diseminan sobre la pradera de forma incontable, mezcladas por lo general con las gacelas de Grant, a quiénes aquellas sirven para sacar adelante sus crías mediante mimetismo durante su primer año de vida.

Enseguida, un leopardo oteando desde un promontorio. Junto al camino, inmutado por la presencia de vehículos y personas se yergue vigilante sobre su campo de caza donde debe primar el orden para no perder la vida. No en vano, pocos centenares de metros más adelante encontramos un par de grupos de leones sesteando a la sombra de unos arbustos después de haber satisfecho sus necesidades alimentarias.

Grupos de cebras, algunos ñúes, gacelas y más gacelas, alguna jirafa…..conforman el atrezzo que decora el fondo estepario de estas enormes praderas. Otra hora más y se llega al campamento base asignado.

El contraste en fauna salvaje es abrumador con respecto al Área de Conservación del Ngoro Ngoro (NCA). La exclusión humana en el interior del espacio protegido pone en evidencia la incompatiblidad entre los usos permitidos y la vida salvaje. Por acción directa los depreadores son antagonistas de los rebaños, a los que es preciso combatir y por efecto indirecto la competencia herbívora también resulta indeseable, usándose como aprovisionamiento de carne o bien provocando su reducción para evitar competencia con el ganado doméstico o la agricultura.

El ritmo de visita es frenético en un paquete turístico de 5 días/4 noches. Además los plazos de visita están muy sujetos a horario y se penaliza el exceso de tiempo con el pago de una jornada más. Es por eso que los conductores y guías se apresuran en llegar a los controles de salida antes de la hora prevista. Nada recomendable si se quiere disfrutar de la fauna salvaje.

A la vuelta se lleva a cabo la visita a la caldera de Ngoro Ngoro. Dado el contenido de ambos espacios, habrá que dedicarles atención especial en publicaciones separadas.

Montañas Usambara
Las montañas Usambara son una oportunidad desaprovechada en el mundo rural y natural de Tanzania. Situadas en la esquina noreste del país se disponen longitudinalmente en dirección noroeste-sureste con unos 100 km de longitud divididos en dos secciones.

Aunque enlazan prácticamente con el monte Kilimanjaro carecen de la naturaleza volcánica de los conos montañosos que se encuentran en el valle del Rift. Por su parte, tienen una geología de origen metamórfico y mineralogía fundamentalmente silícea, dominada por el gneis. Asociado a la alta pluviometría y temperaturas templadas provoca la generación de potentes suelos de vocación forestal.

Su relativa proximidad al mar permite la llegada de las masas de aire húmedo procedentes del Océano Índico, donde las borrascas tienen sentido horario al encontrarse en el hemisferio Austral. Eso permite que la circulación general de los vientos sea de entrada en el país encontrándose el obstáculo montañoso en su camino donde obligadas a ascender dan lugar a nieblas o precipitaciones frecuentes.

La montaña, con más de 1800 metros de altitud genera así un efecto condensador que marca diferencias abismales en cuanto a climatología con el llano circundante. Así, las estepas arbustivas y espinosas, dominadas principalmente por acacias se desvanecen en el contacto con la montaña donde es posible encontrar un más que asombroso ejemplo de bosque lluvioso tropical templado.

La colección de helechos “aborrescentes” (arborescentes) es aquí muy superior a la que encontré en Guatemala un par de meses antes (Pulido, 2021). La densidad del sotobosque, en algunos puntos resulta impenetrable, la presencia de lianas y epifitas, propia de un bosque tropical y sus áaarrrboles…, inmensamente altos. Dos géneros nuevos para mi, Newtonia y Ocotea que no había visto nunca, con árboles majestuosos como N. buchananii y O. usambarensis.

La muestra de este bosque se conserva casi intacta en la reserva forestal del bosque MAGAMBA, donde algunos simios, camaleones e insectos singulares siguen formando parte de la fauna originaria. Sin embargo, el 70 por 100 de estas montañas se encuentra modificada.

Una gran densidad de población rural se reparte por los valles y colinas de este sistema montañoso. Sobreviven en la miseria con una agricultura y ganadería de subsistencia que no les permite llegar mucho más allá. Por eso otro enfoque menos primario podría aumentar las rentas de la comarca y posibilitar mejores condiciones de vida para sus habitantes.

Las laderas se encuentran fragmentadas en pequeñas parcelas donde se cultivan principalmente bananas, maíz, mijo y alguna arboricultura tropical como el aguacate o el mango. Los fondos de valle sin embargo se encuentran aplanados y son ocupados por cultivos de hortalizas de todo tipo. Tomates, patatas, coliflor, es lo que voy encontrando en esta época del año.

La distribución de los cultivos en fondo de valle es indicativo de falta de heladas. Las masas de aire frío se concentran en los barrancos durante la noche y al amanecer generan daño a las cosechas cuando las temperaturas son suficientemente frías para generar hielo. No es el caso aquí.

La distribución diseminada de las personas, principalmente a media ladera y en los fondos de valle también resulta indicativa de que no ha sido necesaria la fortificación de la población a lo largo de la historia, atestiguando así la ausencia de conflictos entre pueblos vecinos.

El paisaje me recuerda mucho al de las montañas gallegas. Incluso algunas zonas de plantaciones forestales están cubiertas por pinos o eucaliptos, con dedicación meramente forestal. Parecen indicativas de épocas coloniales y actividad de grandes compañías extranjeras, que expoliaron las maderas valiosas de la selva original y la sustituyeron por plantaciones de crecimiento rápido para pasta de celulosa o madera de baja calidad.

De ahí la consideración de una oportunidad desaprovechada. Las montañas Usambara son uno de los escasos enclaves montañosos donde es posible la prosperidad de la selva tropical, cuya continuidad se manifiesta en las laderas del Kilimanjaro, monte Meru, Ngoro Ngoro y enlaza con la selva lluviosa ecuatorial de las vecinas Rwanda o Congo.

La selva natural es mucho más estable, atractiva y rentable a largo plazo. Sus profundos suelos, no son fértiles, dada la alta componente férrica que provoca el fenómeno laterítico tropical y asimismo son bastante inestables. Por lo que el bosque autóctono es garantía de estabilidad, no solo edáfica sino también en biodiversidad a todos los niveles.

Hoy en día, la biodiversidad es un recurso de altísimo valor por sus activos asociados al sector Terciario. La economía de servicios y el prestigio cualitativo que origina son factores muy a tener en cuenta. Como en cualquier otra parte del Planeta, la singularidad es un recurso irrepetible de alto potencial intrínseco. Su visibilización y la infraestructura para el acceso a la misma generan una economía circular en la que resulta fácil garantizar la persistencia del recurso.

Frente a la universalidad del pino, el eucalipto o la pasta de celulosa, la selva tropical, el escenario de helechos arborescentes, la magnificencia de aquellos fustes arbóreos son elementos exclusivos que generan atracción a la comarca y que conviene saber canalizar. Por otra parte, los bosques bien gestionados pueden ser provisión de recursos naturales tales como madera, plantas medicinales y otros. La certificación de sus productos es garantía de origen, tratamiento y persistencia de las masas naturales.

El transecto que hagas por estas montañas ofrece una instantánea de vida rural que da al visitante elementos de apreciación suficiente para entender la realidad de un país como este.

Finalizada la experiencia montañera, el descenso hasta la costa se realiza en un largo recorrido por carretera con destino final en Dar as Salaam, la casa de la paz, antigua capital del país. El paisaje es mucho más húmedo que el existente al norte de las montañas. Queda clara aquí la influencia de la proximidad marina.

Rumbo al mar
El perfil del terreno es prácticamente llano o suavemente ondulado. En algunas zonas se mantiene aún vegetación salvaje de estepa arbustiva con acacias y espinos. Es el territorio propicio de los San, que en este país parecen no tener presencia actualmente.

En el recorrido se ve poca fauna salvaje, a excepción de unos babuinos que se lanzan a la carretera a su paso por la zona de Mandera, cerca del río Wami.

Los terrenos más abiertos están ocupados por plantaciones extensivas de gran tamaño donde se cultiva el ágave, la platanera, el mango, y más hacia la costa, cocotero y ananás.

La población se va densificando a medida que el recorrido desciende en altitud hacia la costa y se aproxima a la gran ciudad, la mayor urbe de todo el país. También lo hacen el tráfico de máquinas y el trasiego humano.

La gran ciudad es un tanto caótica. Su periferia parece una extensión, una invasión de lo rural asediando lo urbano. Con ansia fagocitadora tal vez. La carretera se flanquea de construcciones precarias construidas con materiales de todo tipo donde columnas interminables de personas se disponen a su alcance comerciando todo tipo de mercancías.

El tráfico caótico de motos, coches, camiones, bicicletas, obliga a una lenta aproximación que puede llegar a ser desesperante. Esa ralentización del flujo motorizado es aprovechada por una cohorte ambulante de vendedores que se adentran en las ventanillas ofreciendo mercancía de lo más variopinta.

Dar as Salaam tiene escaso valor urbano. Sus edificaciones más singulares son de tipo colonial. Las demás, responden a una arquitectura funcional de estructuras porticadas de múltiples plantas destinadas a viviendas u oficinas.

Es entendible la poca o nula originalidad urbana en ciudades derivadas de culturas nómadas o seminómadas estrechamente arraigadas al medio natural. El valor estratégico de la ciudad deriva de su puerto de mar, así como de la cercanía al complejo insular de Zanzíbar, por sus repercusiones comerciales a lo largo de la historia.

Visto desde aquí es fácil entender el valor estratégico del país, además de por sus recursos naturales, por su cercanía al Estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico. De haber mantenido Alemania sus posesiones africanas al principio de la II contienda mundial las posesiones petrolíferas de la Anglo-Persian Oil Company en Irán hubiesen estado seriamente comprometidas.

Es por lo que el control de Tanzania por Inglaterra durante aquellos años le sirvió para ganar la mitad de la Guerra. Es el valor de la geoestrategia y la razón de los intereses creados a uno y otro lado del Planeta.

La antigua capital no tiene más de una mañana para visita. El calor en sus calles y la ausencia de edificios singulares o museos relevantes le hace carecer de interés. Lo más llamativo es el mercado de pescado que hay en el puerto. La visita puede ser conflictiva por razones fotográficas. Algunos se molestan y otros pretenden sacar dinero. Pero es un gran surtidor de colores, de gente, actividades típicas, y de malos olores.

Lo usual suele ser tomar el ferry rápido para marchar a Zanzíbar, uno de los iconos turísticos de playa a nivel mundial. Pero a eso, también le dedicaremos atención especial.

Antonio Pulido Pastor
Tottori Trip

Dedicado a mi bichi particular, a quién algún día le interesarán este tipo de paisajes, paisanajes e historias que subyacen y configuran las relaciones humanas nacionales e internacionales.

RECOMENDACIONES DE VIAJE
Tanzania es más, mucho más que un parque temático de fauna salvaje. Sus habitantes tienen conexión directa con los primeros ancestros del Homo sapiens.
Evita los circuitos intensivos que te ofrecen norte y sur, este y oeste, playa y montaña. Dedíca tiempo a lo que más te interese. Los Parques Nacionales son muy interesantes, pero su gran tamaño requiere mucha dedicación si quieres llevarte una buena impresión.
Elige la época de visita más adecuada en función de tus intereses. Si quieres ver fauna salvaje en cualquier tiempo, evita el Serengeti y dedica más tiempo a Ngoro Ngoro, Arusha, Kilimanjaro, Manyara y Taranguire.
La mejor época para visitar Serengeti es la primavera boreal (finales de febrero-abril). En esa época el gran rebaño de ñúes y cebras se encuentra presente en el sur del Parque Nacional ocupando de forma intensiva las praderas. En otra época, los prados están más agostados y la fauna es más escasa.
No lleves saco de dormir. Es posible alquilarlo para unas cuantas noches si vas a dormir en altitud superior a 2000m. En caso contrario raramente te hará falta y te ocupará equipaje de forma innecesaria.
No suele haber peligro de malaria en el entorno de Arusha y los parques nacionales del norte. Tampoco en las montañas Usambara. No obstante lleva profilaxis adecuada en modo preventivo, así como repelente.
Casi todos los alojamientos disponen de mosquitera en los dormitorios.
Los baños suelen estar fuera del standard africano en cuanto a limpieza y olores. No obstante alguno que otro encontrarás con los «perjúmenes» orgánicos tradicionales.
El regateo en las compras es de obligado cumplimiento. En eso si se mantiene el perfil africano usual. La moneda nacional es el chelin (tshilling) pero se comercia fácilmente con dólar americano o euro.

Te pueden ayudar:
Raymond tour company: (www.raymondtours.com)
Africa a tu medida: (guias en español)
3000km viajes de aventura:

Referencias:
Parra, J.M. (2011).- La historia empieza en Egipto. Editorial Crítica. Barcelona
Pulido, A. (2015).- El monzón del Índico en el origen de las civilizaciones humanas. Chronica Naturae, 5: 81-90. Asociación Hombre y Territorio
Pulido, A. (2020).- Nilo, el río de la vida. Revista digital Tottori Trip. http://tottoritrip.com/nilo-el-rio-de-la-vida/
Pulido, A. (2021).- Guatemala: Volcanes, selva, agua. Revista digital Tottori Trip. http://tottoritrip.com/guatemala-volcanes-selva-agua/