Asia, el lejano oriente

Históricamente, Asia ha sido el Mundo, la tierra emergida para el género humano, que en su migración desde África hacia el Sol naciente acabó ocupando los rincones del oriente. En este camino el Paleolítico fue dando paso al Neolítico descubriendo y aprendiendo técnicas como la pulimentación, la cerámica, el fundido del metal, y haciéndose civilizado.

El Oriente Medio, con un pie en Egipto y el lejano Oriente se disputan el mérito de ser las primeras grandes civilizaciones sobre la Tierra. En cualquier caso, la conexión nubia siempre enlazó la tierra del Nilo con el subcontinente Indio, considerado como el poso espiritual de la tradición religiosa occidental. Tal vez la presencia de los pilares de la Tierra en el confín de sus dominios tuviera que ver en ello, o tal vez la gélida morada de la nieve, el Himalaya fuese obra de dioses que generosamente manaban el agua impetuosamente conducida por los sagrados Ganges o Brahmaputra hacia el sur y el poderoso y largo Yang Tsé hacia la tierra de China.

La Historia aún no tiene claro si los primeros regadíos del mundo se establecen en estas áreas dando lugar con ello a niveles de civilización coetánea y de nivel similar a la de los faraones egipcios. Asia, con sus 42 millones de km² es considerado el más extenso continente siendo el único que conecta las tierras polares con los verdes trópicos casi ecuatoriales generando así un contraste que se refleja en paisajes contrapuestos y biodiversidad. Tanta amplitud y siempre el más poblado lugar del Planeta, le dieron niveles culturales de avanzada posición y supremacía exportadora con destino a Occidente. La seda es el ejemplo clásico, pero numerosas plantas de cultivo como el arroz, el algodón, la berenjena, el calabacín, la espinaca, la alcachofa, el limón, la naranja, el kaki, la acelga, entre muchos más tienen allí su origen.

Asia es también el centro de distribución de las especias culinarias y mucha tradición médica asociada a las plantas. También de los tintes de la púrpura kermesí y el ultramarino de la azurita. Es por tanto un mundo de colores, olores y sabores sin parangón. También desde allí se distribuyeron al antiguo mundo numerosos avances técnicos sin los que la Historia hubiera tenido otro curso. El papel, la brújula, la tinta, la pólvora, la imprenta, son los ejes sobre los que la Edad Moderna se basó para dejar atrás la oscuridad del medievo en Europa.

INDIA

En realidad es Hindia, de Hind. Pero en definitiva India es, acertadamente, considerada como un subcontinente. No sólo por su extensión y particularidad geológica, sino principalmente por su diversidad. Su forma geográfica que recuerda en cierto modo a Sudamérica o África viene a ser un resumen del mundo. Desde las gélidas cumbres donde mora la nieve (Himalaya) hasta la calidez casi ecuatorial de Sri Lanka o su vertiente al sureste asiático. La mayor cordillera del mundo le sirve como frontera norte y desde allí algunos de los más grandes ríos del Planeta, la recorren de uno a otro lado. Indo, Ganges, Brahmaputra. Reserva espiritual del mundo algunas de sus creencias residen en el germen de las actuales creencias occidentales. Colores, olores y sabores, con una particular forma de cocina aderezan un atractivo ingente convirtiéndola en uno de los destinos y referentes que todo viajero inquieto tiene en su mente al menos una vez en la vida.

Aquí os dejamos la experiencia de alguien que tuvo la suerte de recorrer gran parte de su zona norte fuera de circuitos clásicos y de agencia comercial organizadora.

TAILANDIA

En el lejano sudeste asiático se encuentra una exótica Tailandia. Destino de innumerables turistas de todo el mundo por sus llamativas y paradisíacas playas, por su verano eterno y hospitalidad acogedora. Pero más allá del escaparate formado para el turista occidental, Tailandia es un país con una cultura milenaria.

El reino de Siam, siempre ha estado influenciado por las dos grandes culturas de la zona, la china y la hindú. Hasta que en el siglo XIII se formaron algunas ciudades-estados como el Reino de Sukhothai que más tarde sería reemplazado por el Reino de Ayutthaya.

Supo jugar su papel como estado en plena era imperialista del siglo XIX, evitando ser otra colonia más de las potencias europeas. Y alienándose con Japón primeramente durante la Segunda Guerra Mundial y con Estados Unidos más tarde, en su lucha confesa contra el comunismo reinante en el sudeste asiático durante la Guerra Fría.