Mi interés por los insectos se remonta a los inicios del afán por conocer la biología y especies de nuestra vida silvestre más cercana. Eso que ahora llaman biodiversidad. Sobre todo después de especializarme en la gestión forestal y entender que el mundo de los artrópodos era una parte fundamental en la gestión de los bosques. A fin de evitar los tratamientos químicos de las explosiones demográficas y sus daños, me interesé sobre todo por aquellas especies o grupos que tenían cierta orientación parasitoide o depredadora, especialmente himenópteros (hormigas, avispas) y coleópteros (carábidos, coccinélidos). Obviamente, también por aquellos que tenían alto poder consumidor, eso a lo que llaman plagas y por último, los lepidópteros, derivado de mis estudios de doctorado (Pulido-Pastor, 2022).

IN(TER)SECTOSentendimiento entre humanos e insectos

Tengo que comenzar este texto excusándome acerca del título. No es creación original, se trata de la mera traducción del que encabeza un folleto de la exposición INterSECTS que el artista Peter Kuper presenta en la Biblioteca Pública de Nueva York.

La dedicación a la jardinería puede resultar, en el entorno urbano, el ámbito más cercano en el que intersectan insectos y humanos. La noción de plaga o insecto repelente se aprecia por la mayor parte de la población en el caso de las moscas, las avispas o los pulgones que campean por las plantas y flores de los espacios ajardinados que amueblan lo inmueble. Flores y foliaje que adorna los espacios abiertos de casas o urbanizaciones son el ámbito contextual donde el humano urbano interactúa con los insectos. Raramente hay una relación de entendimiento del racional sobre el animal.

En el mundo rural, por el contrario, la intersección protagonista resulta connatural y más ajustada a tiempos históricos. Por lo general, ese ámbito  no ha interactuado muy biencon los insectos. Salvo excepciones notorias como la apicultura y la intersección polinizadora, el mundo entomológico ha sido considerado tradicionalmente como antagonista.

Moscas pegajosas, avispas peligrosas, orugas defoliadoras, taladros de la madera, larvas de miasis, chinches noctámbulas, piojos en el cabello, mosquitos hematófagos, polillas en los armarios, gusanos en la harina, hormigas en la cocina, y un ejército al acecho de cohortes siempre prestas a lanzarse sobre cosechas o ganados. Pulgones, cochinillas, taladros de troncos o tallos, minadores de hojas, escolítidos, gorgojos, perforadores de frutos, miasis del ganado o las personas, comedoras de hojas o flores, son el reparto más demoledor que el hombre rural siempre tuvo sobre el escenario de su vida cotidiana. Frente a ellos procuró anteponer remedios de destrucción + IVA, empezando por las quemas y acabando por sofisticados medios de envenenamiento o inhibición a través de la química de síntesis. Aunque la lucha biológica no es de reciente aplicación el uso de la misma no ha sido aplicado de forma convincente hasta tiempos recientes.

El desarrollo de la Ecología como ciencia a partir de la segunda mitad del siglo XX contribuyó a ello, si bien episodios de guerra biocida como el caso del DDT y sus derivados de sustitución (insecticidas órganoclorados y órganofosforados) prolongaron el arsenal químico hasta mediados de los años 90 aproximadamente.

Actualmente, el concepto de Lucha Integrada hizo más amable el uso de técnicas de envenenamiento con la simultaneidad de enemigos naturales de los insectos problemáticos. Entre estos últimos, el recurso a las aves fue el primer regimiento de combate destinado al control de plagas.

Pero dentro del Orden Insectos existe todo un despliegue sistematizado en el que las relaciones tróficas son tan completas que prácticamente forman en si todo un ecosistema que pudiera valer por si mismo para ser aislado y mantenido de forma independiente. Los insectos, suelen tener rangos alométricos mucho más equivalentes entre si que fuera de otros órdenes sistemáticos y por ende, tasas reproductivas con mejor balance que el presentado por seres de mayor tamaño. “Existe una relación fundamental entre el tamaño del cuerpo y el metabolismo. Los organismos más pequeños tienen un metabolismo más acelerado que los de mayor tamaño. En general, esta diferencia se expresa en la tasa de reproducción” (Remmert, 1988).

Es por ello que los grandes depredadores se reproducen a menor velocidad que la de sus presas, de tamaño más pequeño. “El depredador, nunca puede ser más numeroso que su presa”. Es una cuestión básica para la supervivencia de la población situada un nivel trófico por encima, sobre todo para depredadores o parásitos especialistas. Sólo cuando el espectro alimentario es amplio (omnivoría o generalismo) la población situada a nivel trófico superior puede tener tasas reproductoras similares a las de su población presa o diana. Es el caso de himenópteros parasitoides como Torymus sinensis o Eupelmus urozonus (Pulido, 2020).

Por eso los insectos parasitoides o depredadores son más interesantes que otros organismos situados a escalas tróficas superiores, caso de reptiles, aves o mamíferos. A estas cuestiones metabólicas y reproductivas se suma también una cuestión energética. A mayor nivel trófico, menor energía disponible para desarrollo poblacional y por tanto menor tamaño de biomasa poblacional desarrollada. Es una consecuencia de la eficiencia energética que propugna la Segunda Ley de la Termodinámica (Colinvaux, 1983; Callenbach, 1999, Rodríguez Martínez, 2010).

Todo esquema ecológico tiene forma de triángulo, debido principalmente a esta cuestión de distribución de la energía, la pirámide trófica o pirámide de los números (Clarke, 1980; Remmert, 1988; Wagner, 1993; Rodríguez Martínez, 2010). En la base de la misma se encuentra la cantidad de energía introducida en el sistema por la radiación solar incidente. Esta cantidad no es sino una fracción del total que llega a la superficie terrestre dado que gran parte se pierde por reflexión, ángulo de incidencia, estación del año, etc.

Se estima que sólo un 2-4% del remanente neto puede ser absorbido por las plantas fijando la energía luminosa a través de la fotosíntesis que la convierte en energía química combinando átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno. Una de las principales limitaciones es la escasa cantidad de carbono disponible (0,03 % CO2 atmosférico) para esta reacción de síntesis. Es así como se genera la materia orgánica vegetal (Producción primaria). Una vez disponible, la materia orgánica empieza a circular por las redes tróficas de un ecosistema hasta llegar al vértice o apex.

En el paso de un nivel trófico al siguiente, se disipa aproximadamente el 90% de la energía disponible en el nivel más bajo. Es una cuestión de eficiencia, también derivada de las leyes o principios de la Termodinámica o del flujo de la energía.

En consecuencia, la cantidad disponible limita la producción de biomasa total. Como regla general los organismos de un nivel trófico deben tener mayor tamaño que el de los que consumen o depredan. La consecuencia es que a menor biomasa y mayor tamaño, el número ha de ser más reducido. Esta es la razón por la que “las fieras son escasas” (Colinvaux, 1983).

Así pues, resulta más fácil exterminar organismos de niveles tróficos superiores, una simple cuestión numérica (menor cantidad y reproducción más lenta).

Por todo ello, cuando se establecen medidas de regulación o control de carácter genérico y no selectivo (insecticidas, venenos, capturas indiscriminadas), los organismos más afectados dependerán del nivel trófico al que pertenezcan. “En un tratamiento con biocidas existen más probabilidades de que el depredador sea el afectado y no la presa controlada por él, ya que los depredadores son siempre numéricamente inferiores a sus presas. La consecuencia de un tratamiento de este tipo es, desde un principio, una reproducción masiva de los parásitos: los enemigos que los controlaban hasta el momento han sido eliminados por el tratamiento con biocidas. Y finalmente, el mayor número de individuos de presa tiene otro efecto todavía: la probabilidad de que surjan cepas resistentes a nuestros tóxicos aumenta con el número de individuos. Aplicando tóxicos, corremos pues, el doble riesgo de eliminar a los depredadores y de inmunizar a la presa” (Remmert, 1983).

Queda así manifiesta la conveniencia de favorecer los insectos para sus interacciones positivas con los humanos (lucha biológica, polinización, herbivoría). Para un mismo nivel trófico, su tamaño es menor, con lo cual su metabolismo es mayor y también su capacidad reproductiva. Habrá mayor número de insectos depredadores que de vertebrados.

Muchos de estos son de vida larga. Traspasan una estación climática soportando el invierno con la ayuda de refugios en los que aislarse de las bajas temperaturas que pueden afectarles. Es por ello que la hojarasca, cortezas y grietas de árboles, cavidades en rocas, troncos o muros se convierten en improvisadas urbanizaciones donde se alojan muchos de aquellos. A otros les va bien para depositar los huevos o larvas de su siguiente progenie.

Quedan así prestos para aparecer a principios de la época favorable dispuestos a perseguir a sus presas favoritas. El caso más cercano que puede citarse es el de las mariquitas punteadas (Coccinella sp.). Se refugian en las grietas de nuestros edificios o bajo troncos, apareciendo en primavera para depredar sobre las poblaciones de pulgón que invaden los jardines o cultivos y que a su vez, son protegidas por otro insecto, hormigas (Tapinoma nigerrinum) que aprovechan sus secreciones azucaradas.

Actualmente, hay una mayor toma de conciencia al respecto y se han puesto en marcha la creación de refugios artificiales. Aunque un simple montón de leña o una pila de ladrillos huecos puede valer, los llamados HOTELES DE INSECTOS son una magnífica aportación para la provisión de refugios a himenópteros parasitoides, depredadores o polinizadores. La construcción más sencilla pasa por una caja de plástico rígida, en la que se colocan tubos huecos de caña con distinto diámetro, tacos de madera taladrada, piñas de coníferas, paquetes de corteza, virutas, paja seca, etc. Solo es cuestión de activar la imaginación e intentar imitar condiciones próximas a la Naturaleza.

En relación con la función herbívora y polinizadora, destacan las mariposas. Los lepidópteros se consideran organismos de alto valor ecológico por las particularidades de su ciclo vital. Presentan un estadio sedentario como orugas, herbívoras en la mayoría de las especies, y otro nómada como imagos, dotados de alas que les permite volar largas distancias. En este caso, son libadores y funcionan como elementos polinizadores. En ambos estadios, son susceptibles de ser presa por parte de niveles tróficos superiores (insectos, anfibios, reptiles, aves, mamíferos).

Así pues, las mariposas pueden mantenerse a partir de hierbas espontáneas, polinizan flores, favorecen los equilibrios biológicos en huertos y jardines, embelleciendo además con sus coloridos aleteos el espacio por el que se mueven.

Esa línea es la que nos movió hace unos años a promover la iniciativa OASIS DE MARIPOSAS y que tuvo una magnífica acogida por distintos particulares y entidades, destacando las actividades de educación ambiental en los centros educativos I.E.S. Luz del Mar (El Ejido), I.E.S. Ciudad de Dalías (Dalías) e I.E.S. Cerro Milano (Alhama de Almería) promovidos por sus simpáticas y audaces profesoras de Ciencias, Soledad Callejón García y Pilar Díaz Guervós de la provincia de Almería. También ayuntamientos como Jubrique, Gaucín, Jimera de Líbar, Villanueva de Tapia, o la capital en la provincia de Málaga.

IN(TER)SECTOS es un paso más. La vida es diversidad y favorecerla dirige los sistemas hacia una mayor estabilidad y menores trastornos tanto para el ecosistema global como para el humano, que forma parte de él. Los insectos constituyen parte fundamental de la base que sustenta las relaciones interespecíficas. Sólo a partir de una buena cimentación podrá consolidarse una estructura estable que sea autónoma y suficiente. Sin necesidad de agresiones ni venenos que interfieran en la salud de todos nosotros. Intersectos es también una forma de crear escalones de biodiversidad, algo que para poblacines con territorios fragmentados va muy bien para favorecer la conectividad. También para facilitar el viaje a especies migradoras como aves o insectos intrépidos tal que nuestra mariposa de los cardos (Vanessa cardui), funcionando así como estaciones de servicio o avituallamiento (Pulido-Pastor, 2022). Es lo que suele conocerse como «stepped-stones» en la bibliografía científica sobre el tema.

Buscar la máxima diversidad es una línea de adopción de la Tercera Ley de la Termodinámica que, en Biología puede expresarse del siguiente modo “Todo sistema natural tiende a la máxima entropía”. Ir contra este principio exige lo que en Física se conoce como “aplicar un trabajo”, que en definitiva supone, en términos económicos, invertir dinero. “En todo proceso, la entropía o bien aumenta o permanece constante, no es posible ningún proceso que entrañe disminución de entropía” (Sears, 1980). “La entropía del universo, aumenta en todos los procesos reales” (Serway & Jewett, 2015). Establecida una buena base, se podrá consolidar una pirámide persistente.

Para cultivar mariposas de forma espontánea y crear tu propio IN(TER)SECTO de biodiversidad simplemente tienes que tener en cuenta dos sencillas reglas:
Evita el uso de insecticidas
Considera que las orugas son herbívoras y “ametrallan” las plantas, no te agobies por ello.

A partir de ahí, el cultivo de unas cuantas plantas nutricias te ayudará a que tu huerto o jardín sea visitado y usado como base de cría por unas cuantas especies más representativas.

¡¡¡LAS MARIPOSAS SON BESOS DE COLORES, QUE BAILAN CON LAS FLORES!!!

PLANTAS NUTRICIAS PARA MARIPOSAS
Ahí van algunos apuntillos:
1.- Hay que dejar algunos rincones de vegetación espontánea. Con taludes del recinto, un poco asilvestrados será suficiente. Esto es interesante para Vanessa cardui, la principal migratoria. También aparecerán hinojos (Phoeniculum vulgare) que son nutricias para Papilio machaon. La ruda (Ruta graveolens) ha mostrado ser muy eficaz para atraer las puestas de esta especie. Más incluso que las plantas silvestres de hinojo.
2.- Una de las principales plantas nutricias, aunque no lo parezca, son las ortigas silvestres, Urtica sp. Eso se consigue con mucha nitrificación. Como no son muy vistosas y aguantan bien la escasa insolación, se les puede dedicar algún rincón escondido. Atraen a Vanessa atalanta, Aglais urticae, Aglais io y otras.
3.- Para la familia Pieridae son esenciales las crucíferas. A nivel jardín se pueden buscar algunos alhelíes y coles ornamentales, aunque luego aparecerán con aspecto ametrallado y poco vistoso. Eso a los jardineros les pone de los nervios.
4.- Madroño en el jardín, nutricia de Charaxes jasius y Almez, nutricia de Libythea celtis
5.- Para mariposa monarca y la tigre (Danaus plexippus, D. chrysippus), Asclepias curassavica las atraerá y las hará volar por allí. También funciona bien con Gomphocarpus (Asclepias) fruticosus
6.- Las violetas son también nutricias para algunas especies del género Argynnis, especialmente A. pandora
7.- Tener plantas de la familia compuestas, tipo crisantemos o manzanilla sirve para que puedan libar néctar los imagos. También ocurre con las plantas de Lavandula y las de Lantana camara
8.- Algunas leguminosas y gramíneas silvestres son también nutricias para un amplio rango de especies. Aristolochia baetica alimenta a la mariposa arlequín Zerynthia rumina.
9.- La hiedra y las zarzas lo son también para algunas como la náyade (Celastrina argiolus)
10.- Las rosáceas arbóreas o arbustivas como el majuelo y algunos frutales son también nutricias de algunas especies, la más destacada Iphiclides feisthamelli y Aporia crataegi

Este artículo siempre sera susceptible de mejora a medida que vaya adquiriendo nuevas fotos o conos y cimientos.

Dedicado a todas mis amistades, que son como mariposas, llenando de colores cálidos y movimiento los instantes de mi vida. A todas mis enemistades, colores fríos sin los cuales, no podría completar mi arco iris. A Mariángeles por traerme el título desde N.Y. City

Antonio Pulido Pastor
Club de Jardinería de la Costa del Sol

Referencias:
Callenbach, E. (1999).- La Ecología, Guía de bolsillo. Siglo Veintiuno de España Editores. Madrid
Clarke, G. L (1980).- Elementos de Ecología. 7ª edición. Ediciones Omega. Barcelona
Colinvaux, P. (1983).- Por qué son escasas las fieras, Una Introducción a la Ecología. Colección Ciencias de la Naturaleza. Editorial Hermann Blume. Barcelona
Pulido, A. (2020).- El dragón de la altabaca. Revista Tottori Trip: http://tottoritrip.com/dragon-altabaca/
Pulido-Pastor, A. (2022).- Aplicación de la Lógica Difusa al Análisis de la Estructura Espacial de las Mariposas Diurnas en la Península Ibérica. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias. Universidad de Málaga.
Remmert, H. (1988).- Ecología. Autoecología, ecología de poblaciones y estudio de ecosistemas. Colección Blume Ecología. Editorial Blume. Barcelona
Rodríguez Martínez, J. (2010).- Ecología. 2ª edición. Editciones Pirámide. Madrid
Sears, F. W. (1980).- Fundamentos de Física I. Mecánica, Calor y Sonido. Editorial Aguilar. Madrid
Serway, R.A.; Jewett, J.W. jr (2015).- Fisica para Ciencias e Ingeniería, Vol. 1. Cengage Learning Editories S.A. México D.F.
Wagner, Ch. (1993).- Entender la Ecología. Editorial Blume. Madrid